Cuando se produce una separación, es normal que se retorne a casa de sus progenitores para sanar sus heridas, hasta que se curen y se pueda volver a sobrellevar la soledad, en este intermedio de la ruptura, donde no solamente se pierde a la pareja, sino a su familia, con la que se entablaron relaciones afectivas y además sus amistades, y las amistades que se conocieron en común.
El lazo que se ha roto esta vinculado a muchos recuerdos de los que nos vamos despojando poco a poco, esto necesita un determinado tiempo. Por este motivo muchas personas intentan ir despacio, aferrándose como ultimo recurso a una posible reconciliación.
Lo que mas dificulta el proceso de la ruptura, es la ambivalencia emocional, o sea, todos los sentimientos negativos de agresividad dirigidos hacia la ex pareja, pueden hacer efecto boomerang contra nosotros.
Tras la ruptura el libido puesto en la pareja se retira de ella, a la que deseábamos y ahora repudiamos, este proceso lleva su tiempo, por lo que tenemos que tener resignación.
Los padres no deben hacer responso a sus hijos de vuelta al hogar y los hijos deben entender que sus progenitores necesitan descansar y ellos que sus hijos son mayores y cabalmente responsable de sus actos.
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