Casi no te he visto Ana María
y mi corazón te busca, mis ojos recuerdan siempre tu cara. Todas las horas del
día pienso en la dulzura de tu mirada y en tu maravillosa sonrisa.
Quizás no me creerás y lo
comprendo, porque todo esto me parece imposible también a mi. ¿Como se puede
recordar tanto a una persona que solo se ha visto una vez? ¿Como se puede
recordar con tanta precisión las líneas de tu cara, las inflexiones de su voz?
Sin embargo, ha ocurrido,
querida mía, de la forma mas imprevista.
Aun no puedo ni me atrevo a
hablarte de amor por temor a que tu juzgues precipitadas mis palabras. Pero
deseo hacerte comprender mi turbación; ese estado de animo que me hace vivir en
una extraña e indescriptible atmosfera que a veces parece felicidad y en otras
solo recuerda tristeza.
Soy sincero contigo y quizás
sin necesidad de que lo confirme. Pienso en ti y deseo verte: no te cuesta
nada… o ¿quizás te hace ilusión?
Si así fuera, seria para mi
el comienzo de la felicidad.
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